En las distintas provincias de Ecuador, los bahá’ís, impulsados por los ideales que obtienen de la Revelación de Bahá’u’lláh, se esfuerzan por aplicar Sus enseñanzas para mejorar su vida espiritual así como para contribuir a la conformación de una sociedad más justa y próspera. Las creencias bahá’ís abordan temas de todos los ámbitos de la vida. Algunos son: la unicidad de Dios y la religión; la unidad de la humanidad y la liberación de los prejuicios; la nobleza inherente del ser humano; la revelación progresiva de la verdad religiosa; el desarrollo de las cualidades espirituales; la integración del culto y el servicio; la igualdad fundamental de los sexos; la armonía entre la religión y la ciencia; la justicia como el centro de todos los esfuerzos humanos; la importancia de la educación, y la dinámica de las relaciones que deben unir a las personas, comunidades e instituciones a medida que la humanidad avanza hacia su madurez colectiva.
En esta sección encontrará una selección de creencias esenciales bahá’ís agrupadas en unas pocas áreas temáticas: Bahá’u’lláh y Su Alianza, La vida del espíritu y La paz universal. En “Bahá’u’lláh y Su Alianza” se provee una breve descripción de las figuras centrales de la Fe Bahá’í: el Heraldo de la Fe Bahá’í,El Bab; el Prometido de todas las épocas, Bahá’u’lláh; el intérprete autorizado y Cabeza de la Fe, ‘Abdu’l-Bahá; el Guardián, Shoghi Effendi; y finalmente La Casa Universal de Justicia, la institución a la cual se dirige actualmente toda la comunidad bahá’í en búsqueda de orientación para la aplicación de las enseñanzas bahá’ís.
Conozca en profundidad las enseñanzas bahá’ís, visite bahai.orgConoce más sobre la Fe Bahá'í'
La Fe Bahá’í nació con la misión encomendada por Dios a dos Mensajeros Divinos: el Báb y Bahá’u’lláh. Hoy, la Fe que fundaron se mantiene unida gracias a instrucciones explícitas dadas por Bahá’u’lláh, que han asegurado la continuidad de la guía que reciben los bahá’ís después de Su muerte. Esta línea de sucesión, conocida como la Alianza, pasó de Bahá’u’lláh a Su Hijo ‘Abdu’l-Bahá, y luego de’ Abdu’l-Bahá a Su nieto, Shoghi Effendi, y la Casa Universal de Justicia, ordenada por Bahá’u’lláh. El bahá’í acepta la autoridad divina del Báb y Bahá’u’lláh y de estos sucesores designados. Conozca más sobre su Fundador y Su Alianza en el bloque a continuación.
El Báb es el Heraldo de la Fe bahá’í. A mediados del siglo XIX, anunció que Él era el portador de un mensaje destinado a transformar la vida espiritual de la humanidad. Fue Su misión la de preparar el camino para la venida de otro Mensajero de Dios, más grande que Él, Quién inauguraría una era de paz y justicia.
En un momento en que Su propio país, Irán, experimentaba una amplia descomposición moral, Su mensaje suscitó emoción y esperanza entre todas las clases, atrayendo rápidamente a miles de seguidores. Tomó el nombre de «el Báb» que significa «la Puerta» en árabe.
Por Su llamado a la reformación espiritual y moral, y Su preocupación por el mejoramiento de la condición de la mujer y de los pobres, la prescripción del Báb para la renovación espiritual era revolucionaria.
Al mismo tiempo, establecía una religión propia e independiente, e inspiraba a Sus seguidores a transformar sus vidas y a realizar grandes actos de heroísmo.
El Báb anunció que la humanidad se encontraba en el umbral de una nueva era. Su misión, que iba a durar solamente seis años, tenía por objeto preparar el camino para la llegada de un Mensajero de Dios Quien inauguraría la época de paz y justicia prometida en todas las religiones del mundo: Bahá’u’lláh.
Bahá’u’lláh —la «Gloria de Dios»— es el Prometido anunciado por el Báb y por todos los Mensajeros divinos del pasado. Bahá’u’lláh entregó a la humanidad una nueva Revelación de Dios. De Su pluma fluyeron miles de versos, cartas y libros. En Sus Escritos, perfiló un marco para el desarrollo de una civilización mundial que tomara en cuenta tanto la dimensión espiritual como la material de la vida humana. Por esto, debió soportar 40 años de encarcelamiento, tortura y exilio.
Cada vez que aparece un Mensajero de Dios se libera en el mundo un nivel más alto de inspiración para la siguiente etapa en el despertar y avance de la humanidad. Un ser humano —común en todo sentido externo— es llamado a ser portavoz de Dios. Pensamos en Moisés frente a la Zarza Ardiente, en Buda que recibe iluminación debajo del árbol de Bodhi, en el Espíritu Santo que desciende sobre Jesús en forma de una paloma, o en el arcángel Gabriel que se le aparece a Muhammad.
A mediados del siglo XIX, Dios hizo un llamado a Bahá’u’lláh — que significa la “Gloria de Dios” — para que llevara una nueva Revelación a la humanidad. Durante cuatro décadas fluyeron de Su pluma miles de versos, cartas y libros. En Sus Escritos , esbozó el marco para el desarrollo de una civilización mundial que considera la dimensión espiritual así como la material de la vida humana.
“Jamás he ambicionado mando terrenal. Mi único propósito ha sido entregar a los hombres lo que Dios me ordenó darles.“
— Bahá’u’lláh
Bahá’u’lláh sufrió 40 años de encarcelamiento, tortura y exilio por haber traído el más reciente Mensaje de Dios a la humanidad. Hoy Su vida y misión son cada vez más conocidas en todo el planeta. Millones de personas están aprendiendo a aplicar Sus enseñanzas en sus vidas y en sus comunidades para el mejoramiento del mundo.
La Fe Bahá’í nació con la misión encomendada por Dios a dos Mensajeros Divinos: el Báb y Bahá’u’lláh. Hoy, la Fe que fundaron se mantiene unida gracias a instrucciones explícitas dadas por Bahá’u’lláh, que han asegurado la continuidad de la guía que reciben los bahá’ís después de Su muerte. Esta línea de sucesión, conocida como la Alianza, pasó de Bahá’u’lláh a Su Hijo ‘Abdu’l-Bahá, y luego de’ Abdu’l-Bahá a Su nieto, Shoghi Effendi, y la Casa Universal de Justicia, ordenada por Bahá’u’lláh. El bahá’í acepta la autoridad divina del Báb y Bahá’u’lláh y de estos sucesores designados. Conozca más sobre su Fundador y Su Alianza en el bloque a continuación.
En Su testamento, Bahá’u’lláh nombró a Su hijo mayor, ‘Abdu’l-Bahá, como el intérprete autorizado de Sus enseñanzas y Cabeza de la Fe. En todo Oriente y Occidente, ‘Abdu’l-Bahá llegó a ser conocido como un embajador de la paz, un ser humano ejemplar, y el principal promotor de la nueva Fe.
Al mantener la unidad como el principio fundamental de Sus enseñanzas, Bahá’u’lláh estableció la salvaguarda necesaria para que Su religión nunca sufriera la misma suerte de las demás, que se dividieron en sectas después de la muerte de sus Fundadores. En Sus Escritos , instruyó a todos a volverse a Su Hijo mayor, ‘Abdu’l-Bahá, no solamente como el intérprete autorizado de los escritos bahá’ís, sino también como el ejemplo perfecto del espíritu y las enseñanzas de la Fe.
Después del fallecimiento de Bahá’u’lláh, las extraordinarias cualidades de carácter de ‘Abdu’l-Bahá, Su conocimiento y Su servicio a la humanidad, ofrecieron una demostración vívida de las enseñanzas de Bahá’u’lláh en la acción, y aportaron gran prestigio a la comunidad que se expandía rápidamente en todo el mundo.
‘Abdu’l-Bahá dedicó Su ministerio al avance de la Fe de Su Padre y a la promoción de los ideales de paz y de unidad. Alentó el establecimiento de instituciones bahá’ís locales, y guió las nacientes iniciativas educativas, sociales y económicas. Después de Su liberación de toda una vida de encarcelamiento, ‘Abdu’l-Bahá emprendió una serie de viajes que lo llevaron a Egipto, Europa y Norteamérica. En todos los momentos de Su vida, presentó con brillante sencillez a los de alto y bajo rango por igual, la prescripción de Bahá’u’lláh para la renovación espiritual y social de la humanidad.
La Fe Bahá’í nació con la misión encomendada por Dios a dos Mensajeros Divinos: el Báb y Bahá’u’lláh. Hoy, la Fe que fundaron se mantiene unida gracias a instrucciones explícitas dadas por Bahá’u’lláh, que han asegurado la continuidad de la guía que reciben los bahá’ís después de Su muerte. Esta línea de sucesión, conocida como la Alianza, pasó de Bahá’u’lláh a Su Hijo ‘Abdu’l-Bahá, y luego de’ Abdu’l-Bahá a Su nieto, Shoghi Effendi, y la Casa Universal de Justicia, ordenada por Bahá’u’lláh. El bahá’í acepta la autoridad divina del Báb y Bahá’u’lláh y de estos sucesores designados. Conozca más sobre su Fundador y Su Alianza en el bloque a continuación.
Abdu’l-Bahá nombró a Su nieto mayor, Shoghi Effendi, como Guardián de la Fe bahá’í. Durante 36 años el Guardián se dedicó sistemáticamente al desarrollo, profundización de la comprensión y fortalecimiento de la unidad de la comunidad bahá’í , a medida que esta crecía y reflejaba cada vez más la diversidad de toda la raza humana.
Tanto la Casa Universal de Justicia como el Guardián asumieron la tarea de aplicar los principios, promulgar las leyes, proteger las instituciones, y adaptar la Fe bahá’í a los requerimientos de una sociedad en continuo progreso.
Durante 36 años, con extraordinaria previsión, sabiduría y devoción, y en forma sistemática, Shoghi Effendi nutrió el desarrollo, profundizó en la comprensión y fortaleció la unidad de la comunidad bahá’í, en la medida en que esta crecía y reflejaba cada vez más la diversidad de toda la raza humana.
Bajo la dirección de Shoghi Effendi, el sistema extraordinario diseñado por Bahá’u’lláh para administrar los asuntos de la comunidad se desarrolló rápidamente en todo el mundo. Él tradujo los Escritos Sagrados bahá’ís al inglés, y desarrolló el centro espiritual y administrativo de la Fe en Tierra Santa; además, en las miles de cartas que escribió, ofreció percepciones profundas de la dimensión espiritual de la civilización y la dinámica del cambio social, desvelando una visión sobrecogedora del futuro hacia el cual se dirige la humanidad.
La Fe Bahá’í nació con la misión encomendada por Dios a dos Mensajeros Divinos: el Báb y Bahá’u’lláh. Hoy, la Fe que fundaron se mantiene unida gracias a instrucciones explícitas dadas por Bahá’u’lláh, que han asegurado la continuidad de la guía que reciben los bahá’ís después de Su muerte. Esta línea de sucesión, conocida como la Alianza, pasó de Bahá’u’lláh a Su Hijo ‘Abdu’l-Bahá, y luego de’ Abdu’l-Bahá a Su nieto, Shoghi Effendi, y la Casa Universal de Justicia, ordenada por Bahá’u’lláh. El bahá’í acepta la autoridad divina del Báb y Bahá’u’lláh y de estos sucesores designados. Conozca más sobre su Fundador y Su Alianza en el bloque a continuación.
Actualmente la Casa Universal de Justicia guía el desarrollo de la Fe bahá’í en todo el mundo. En Su libro de leyes, Bahá’u’lláh dejó instrucciones para que la Casa Universal de Justicia ejerciera una influencia positiva en el bienestar de la humanidad, promoviera la educación, la paz y la prosperidad mundial, y salvaguardara el honor humano y la posición de la religión.
La Casa Universal de Justicia es un cuerpo de nueve miembros, que eligen cada cinco años los miembros de todas las Asambleas Nacionales Bahá’ís. Bahá’u’lláh confirió autoridad divina sobre la Casa Universal de Justicia para ejercer una influencia positiva en el bienestar de la humanidad, promover la educación, la paz y la prosperidad mundial, y salvaguardar el honor humano y la posición de la religión. Se le ha encomendado la aplicación de las enseñanzas bahá’ís a las exigencias de una sociedad en continua evolución, por lo tanto está facultada para legislar sobre los asuntos que no se encuentran cubiertos explícitamente en los Textos Sagrados de la Fe .
Desde su primera elección en 1963, la Casa Universal de Justicia ha guiado a la comunidad mundial bahá’í para que desarrolle su capacidad de participar en la construcción de una civilización mundial próspera. La guía divina que ofrece la Casa Universal de Justicia asegura la unidad de pensamiento y acción de la comunidad bahá’í, mientras esta aprende a traducir a la realidad la visión de Bahá’u’lláh acerca de la paz mundial.
La Fe Bahá’í nació con la misión encomendada por Dios a dos Mensajeros Divinos: el Báb y Bahá’u’lláh. Hoy, la Fe que fundaron se mantiene unida gracias a instrucciones explícitas dadas por Bahá’u’lláh, que han asegurado la continuidad de la guía que reciben los bahá’ís después de Su muerte. Esta línea de sucesión, conocida como la Alianza, pasó de Bahá’u’lláh a Su Hijo ‘Abdu’l-Bahá, y luego de’ Abdu’l-Bahá a Su nieto, Shoghi Effendi, y la Casa Universal de Justicia, ordenada por Bahá’u’lláh. El bahá’í acepta la autoridad divina del Báb y Bahá’u’lláh y de estos sucesores designados. Conozca más sobre su Fundador y Su Alianza en el bloque a continuación.
— ‘Abdu’l-Bahá
La naturaleza material es fruto de su evolución física. y, aunque es indispensable para la existencia en este mundo, a menos que sea acompañada por el desarrollo de la naturaleza espiritual, su resultado será la injusticia, la crueldad y el egoísmo. La naturaleza espiritual del hombre se caracteriza por cualidades como el amor, la bondad, la amabilidad, la generosidad y la justicia.
A medida que los seres humanos nos esforzamos por mejorar nuestras vidas personales a la vez que contribuimos en el servicio a otras personas, la vida adquiere sentido y el avance en todos los aspectos de la vida es posible y palpable.
— ‘Abdu’l-Bahá
Lejos de verlo con temor, la visión que tenemos para la humanidad es la de una civilización espiritual y materialmente próspera. Los esfuerzos que realizamos tienden al logro de ese objetivo y nace de una comprensión de que la humanidad está alcanzando un nuevo nivel de madurez: que ahora es posible crear una sociedad basada en la cooperación, confianza e interés genuino por los demás.
Con la llegada de Bahá’u’lláh, la raza humana se encuentra en el umbral de su madurez. Sin embargo, aunque la unidad mundial sea posible —más bien, inevitable— no puede lograrse sin la aceptación incondicional de la unicidad de la humanidad que es el eje en torno al cual giran todas las enseñanzas de Bahá’u’lláh.
La realidad de que la humanidad es un solo pueblo debe ser el punto de partida de un nuevo orden mundial. Todo el amplio abanico de relaciones entre las personas, organizaciones y naciones debe contemplarse bajo esta perspectiva.
La Casa Universal de Justicia, en 1985, dirigió un mensaje a los pueblos del mundo, donde exponía la perspectiva bahá’í sobre la condición del mundo y los requisitos previos para la paz universal. Acceda al texto completo en «La promesa de la paz mundial»
NOTICIAS ESCRITOS SAGRADOS CONVERSEMOS